¿Qué es la teoría del aprendizaje social?


¿Qué es la teoría del aprendizaje social? ¿Cómo surgió?

Entre los años 1961 y 1963 el psicólogo canadiense Albert Bandura realizó un experimento para analizar el comportamiento de los niños al ver a un adulto, tomado como modelo, mostrando conductas agresivas.

Albert Bandura

¿Qué lo llevó a realizar esta investigación?

Por un lado, Bandura no estaba de acuerdo con la postura de los conductistas porque consideraba que subestimaban la dimensión social del comportamiento humano. Por ello, enfocó su estudio en la interacción entre el aprendiz y el entorno para explicar los procesos de aprendizaje.

Por el otro lado, en esa época se creía que ver comportamientos violentos ayudaba a liberar la tensión y agresividad del observante, lo que Sigmund Freud lo definió como catarsis.

Albert Bandura decidió probar esta teoría de Freud y, en 1961, llevó a cabo el famoso “Experimento del muñeco Bobo” (un muñeco de plástico que se hincha, de un metro y medio de alto, que al ser balanceado recuperaba de nuevo su equilibrio).

Por lo tanto ¿Qué intentaba demostrar?

Que por el contrario a lo que se pensaba en esa época, buscó demostrar que exponer a niños a la observación de la violencia los llevaría a ser más agresivos.

Con esta investigación buscó darle una base empírica a su teoría.

El experimento

La base sobre la que se sustentaba el proceso experimental consistía en demostrar que ciertas conductas eran aprendidas por los más pequeños a partir de imitar acciones de modelos adultos.

En el estudio participaron 36 niños y 36 niñas, de entre 3 y 5 años de edad. Todos eran alumnos de la guardería de la Universidad de Stanford.

Los niños se organizaron en 3 grupos: 24 fueron expuestos al modelo agresivo, 24 al modelo no agresivo y los restantes al grupo control. Los grupos fueron a su vez divididos por sexos (niños y niñas). Y los investigadores se aseguraron de que la mitad de los niños estuvieran expuestos a las acciones de adultos de su mismo sexo y la otra mitad a algunos del sexo opuesto.

De forma individual, tanto en el grupo agresivo como no agresivo, cada niño era observador de la conducta de un adulto hacia el muñeco Bobo.

En el grupo del modelo agresivo, el adulto comenzaba jugando con los juguetes de la sala durante aproximadamente un minuto. 

Después de este tiempo el modelo iniciaba un comportamiento agresivo hacia el muñeco, pegándole o utilizando un martillo de juguete para golpearlo en la cara.

En el modelo no agresivo, el adulto jugaba sin más con el muñeco. 

Y por último, en el grupo control no existía observación previa de interacción con ningún modelo.

Más adelante, los niños fueron pasando uno a uno a la sala con los juguetes y el muñeco Bobo. Estos fueron grabados con cámaras para registrar su comportamiento tras haber contemplado las formas de actuar de los modelos adultos.

los recuadros de la filmación de los niños

¿Qué se observó sobre la conducta de los niños?

Que los niños que fueron testigos de los actos agresivos, al estar frente a los muñecos, comenzaron a golpearlos y lanzarlos. 

Los que no presenciaron esas actitudes violentas no lo hicieron, y en su lugar jugaban con los muñecos o los ignoraban.

Además, entre los niños que habían estado presentes en el escenario del modelo agresivo, el número de ataques físico exhibidos fue mayor en los niños que en las niñas. Es decir, los niños mostraron más agresividad cuando se expusieron a los modelos masculinos agresivos.

El mismo experimento utilizando la televisión

Pocos años después, Bandura volvió a recrear el experimento, esta vez utilizando la televisión para ver si producía el mismo efecto. 

A un grupo los expuso a videos del experimento pasado donde los adultos golpeaban los juguetes y a otro grupo les enseñó contenido sin agresividad. 

Los resultados fueron los mismos, los niños que estuvieron expuestos a imágenes violentas actuaron de manera agresiva ante los muñecos.

El mismo experimento pero ahora premiando o castigando el comportamiento

Por otro lado, en 1965 se llevó a cabo algo similar al experimento del muñeco Bobo para establecer los efectos de premiar o castigar el comportamiento erróneo y violento. 

Las conclusiones que se obtuvieron validaban la teoría del aprendizaje por observación; y es que cuando los adultos son recompensados por sus conductas violentas, los niños son más propensos a seguir golpeando al muñeco. Sin embargo, cuando los adultos son reprendidos, los niños, consecuentemente, dejan de golpear al muñeco Bobo.

La teoría del aprendizaje social

Se apoya en la idea de que los niños aprenden en entornos sociales por medio de la observación y de la imitación del comportamiento que vieron. 

También refuerza la idea de que el niño se ve afectado por la influencia de otros.

A partir de su investigación, Bandura describió el aprendizaje social en cuatro principios:

1. Atención: Para que imitemos un comportamiento primero tiene que captar nuestra atención.

De la infinidad de comportamientos que suceden a nuestro alrededor durante el día son muy pocos los que nos pueden interesar. Por lo tanto la atención es muy importante para que el niño tenga interés de imitar un comportamiento. 

2. Retención: Se refiere a la capacidad de internalizar la conducta nueva y almacenarlo como recuerdo. Es decir, la capacidad de retenerlo

 3. Reproducción: Esta es la capacidad de realizar la conducta que el modelo acaba de mostrar y poder usarlo cuando lo necesitemos.

4. Motivación: se refiere a la voluntad para realizar una conducta. 

La motivación puede surgir del premio o castigo como consecuencia de la conducta que observa, tanto sea para hacerlo como para evitarlo.

Conclusión final

Gran parte de nuestras conductas son por aprendizaje social. Desde que nacemos observamos cómo se comportan los modelos que tenemos como referencia y las imitamos hasta que quedan internalizadas.

Recientemente esta teoría ha tenido un nuevo auge ya que se ha hablado del aprendizaje social entorno a los videojuegos y la polémica sobre si los videojuegos pueden promover la violencia en niños y jóvenes.

Cuáles son los problemas matemáticos más comunes en primaria

niña con cara de aburrida delante de un pizarrón con inscripciones de matemáticas

Algunos de los problemas matemáticos de la Primaria más comunes son la Discalculia, Acalculia y dificultades relacionado con el desarrollo cognitivo.

El aprendizaje de las matemáticas exige a los niños llevar a cabo relaciones en el plano de lo posible, crear significados abstractos y codificar y descodificar símbolos.

Por lo tanto no debe centrarse en una única causa para resolver este problema.

1.- Discalculia
El primer obstáculo es la discalculia, una dificultad de aprendizaje de origen neurobiológico que afecta específicamente a las matemáticas y dificulta la comprensión de los cálculos matemáticos. Los niños que la padecen no interpretan esta asignatura de la misma forma que sus compañeros, por lo que necesitan una enseñanza adaptada a sus necesidades.
La discalculia se divide en seis tipologías:

Discalculia verbal: Se refiere a la dificultad para nombrar números y cantidades para usar los términos y las relaciones.

Discalculia practognóstica: Las dificultades se centran en la enumeración, comparación, o manipulación de objetos matemáticos.

Discalculia gráfica: Provoca dificultades en la escritura de símbolos matemáticos.

Discalculia léxica: Hace referencia a los problemas para leer símbolos matemáticos.

Discalculia ideognóstica: Afecta a la capacidad de hacer operaciones mentales y comprender conceptos matemáticos abstractos.

Discalculia operacional: Altera la ejecución de operaciones y cálculos numéricos.

2.- Acalculia, a diferencia del resto, se trata de un trastorno provocado por una lesión cerebral, por lo que no se considera que las personas que la padecen tengan una dificultad de aprendizaje. De hecho, consiste en la alteración de las habilidades y el procesamiento matemático, por lo que a efectos prácticos supone una dificultad para los niños que en muchos casos no está detectada.

3.- El desarrollo cognitivo del niño. Este va de la mano del aprendizaje de la asignatura, por lo que la maduración neurobiológica particular de cada persona marca el ritmo de su aprendizaje.

4.- La cuarta dificultad se refiere a un proceso evolutivo: la estructuración de la experiencia matemática. En esta asignatura, los alumnos apoyan unos conocimientos sobre otros, por lo que, si han quedado competencias por asimilar, los aprendizajes posteriores tendrán una dificultad extra.

5.- Por último, las dificultades en la resolución de problemas. Esta dificultad se basa en la comprensión lectora, ya que la interpretación del problema requiere de una serie de habilidades lingüísticas para asimilar conceptos y procesos como la aplicación de reglas o traducción de un lenguaje a otro.

Investigadores descubrieron cómo el cerebro procesa el aprendizaje de las habilidades de la vida.

El aprendizaje provoca profundos cambios en el cerebro que ayudan a procesar la experiencia y a concentrar nuestra atención en lo más relevante. 

Cuando aprendemos, los patrones neuronales son muy específicos y se vuelven más fuertes.

Las neuronas excitadoras (verdes) e inhibidoras (rojas), que se muestran en esta imagen microscópica del cerebro de un ratón, responden más rápido y de manera más inmediata a medida que el animal mejora en la realización de una tarea. Crédito: CSH.

Investigadores del Laboratorio Cold Spring Harbor (CSHL) en NY han descubierto por primera vez cómo el cerebro procesa el aprendizaje de las habilidades de la vida.

Lo han observado mediante un experimento controlado con ratones, pero los investigadores creen que es válido también para comprender los mecanismos de decisión de los seres humanos.

Los investigadores se refieren a lo que pasa en el cerebro cuando nos vemos en un entorno desconocido y debemos descubrir sus posibilidades y rutas por las que movernos. Es un momento de desconcierto total.

Lo que ocurre cuando el cerebro empieza a aprender una habilidad básica es una reacción neuronal específica, que es la que conforma el aprendizaje.

Cuando empezamos a percibir ese entorno y a relacionar datos, el flujo neuronal aumenta: el cerebro acude en ayuda de nuestra cognición espacial.

En primer lugar aumenta el flujo de neuronas implicadas en el aprendizaje y su respuesta a los estímulos es cada vez más rápida.

Neuronas más selectivas

Otra característica de este proceso es que las neuronas se vuelven más selectivas: se centran en aspectos concretos para reforzar nuestra atención y potenciar el aprendizaje.

Esta reacción establece una diferencia esencial entre el cerebro que aprende y el del que todavía no ha aprendido: el cerebro del novato está lleno de patrones no selectivos de respuesta neuronal.

Por el contrario, en el cerebro que ha aprendido, los patrones de respuesta neuronales son muy específicos. Y cuando nos hacemos un experto en algo, el patrón neuronal de conocimiento se vuelve incluso más fuerte.

Este proceso culmina cuando aprendemos a desenvolvernos completamente en ese entorno nuevo. Cuando eso ocurre, incluso es posible anticipar la decisión que va a tomar el cerebro al llegar, por ejemplo, a un cruce de caminos. La reacción cerebral es la misma ante una misma circunstancia en virtud del aprendizaje adquirido.

Cambios en el cerebro

La conclusión principal del estudio es que el aprendizaje provoca profundos cambios en el cerebro, orientados precisamente a facilitar y potenciar el aprendizaje.

Esta constatación permite pensar en posibles formas de ayudar a los seres humanos a aprender más rápidamente una habilidad.

En el experimento con ratones, quedó claro que los estímulos visuales y auditivos potencian el aprendizaje.

Los investigadores consideran entonces posible proporcionar esos estímulos a la experiencia humana, para conseguir que las personas aprendan más rápidamente una habilidad básica.

Este experimento se desarrolló con ratones situados en un entorno estimulante en el que debían acometer nuevas tareas en función de decisiones.

Cuando tomaban la decisión correcta, recibían una recompensa que les confirmaba que esa era la mejor decisión. Así podían aprender cuáles eran las mejores opciones.

Durante meses, los ratones se desenvolvieron en ese entorno. Los investigadores usaron un microscopio de imágenes de dos fotones y una gran cantidad de herramientas genéticas, para observar lo que pasaba en el cerebro de los roedores durante el experimento.

Los investigadores decodificaron la actividad neuronal entrenando una pequeña red artificial llamada Máquina de soporte vectorial, que consiste en un conjunto de algoritmos de aprendizaje automático.

La red recopila datos de rendimiento de múltiples ensayos y los combina con la actividad de todas las neuronas, sopesándolas para adivinar qué va a hacer el animal.

 "Registramos la actividad de cientos de neuronas, todas al mismo tiempo, y estudiamos lo que las neuronas hicieron al aprender", explica la autora principal, Anne Churchland, en un comunicado.

"Hasta ahora nadie sabía realmente cómo los animales o los humanos aprenden la estructura de una tarea y cómo la actividad neuronal lo respalda", añade.

“Descubrimos que en todos los animales, su aprendizaje ocurre gradualmente durante aproximadamente cuatro semanas. Y descubrimos que lo que apoya el aprendizaje son los cambios de actividad en un montón de neuronas", concluye.




Referencia 
Excitatory and Inhibitory Subnetworks Are Equally Selective during Decision-Making and Emerge Simultaneously during Learning. Farzaneh Najafi et al. Neuron,  November 18, 2019.DOI:https://doi.org/10.1016/j.neuron.2019.09.045

Fuente
https://www.tendencias21.net/El-aprendizaje-provoca-cambios-profundos-en-el-cerebro_a45572.html

Un cambio en la nutrición con omega 3 ayuda a concentrarse en niños con TDAH

Un frasco sin tapa con parte de la cola de un pescado y capsulas amarillas alrededor


Una investigación publicada por Nature en la revista Translational Psychiatry por científicos de King’s College  London han descubierto que el ácido eicosapentaenoico o también conocido como EPA  perteneciente a la familia del Omega 3 ayuda a los niños con trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad a concentrarse.

Pero no es efectivo en todos los niños con TDAH, sólo en aquellos que tengan un déficit en EPA.

Los investigadores probaron los suplementos de omega 3 en niños entre 6 y 18 años.

Notaron que en niños con bajo nivel en este ácido graso poliinsaturado de la familia de omega 3, habían mejorado en “la atención enfocada y en la vigilancia”. Por otro lado, no encontraron mejoras en niños con los niveles normales de EPA.

Según la profesora Carmine Pariante, investigadora sénior de psiquiatría, “para aquellos niños que tengan una deficiencia en omega 3 puede ser una opción preferible a los tratamientos convencionales con medicamentos.”

Medicamentos como Ritalin, Vyvanse, Strattera o Tenex, si bien son efectivos, la realidad que también puede causar cambios de ánimo, depresión, problemas para dormir, etc.

Si bien se abre un camino vía nutrición siempre hay que consultar al médico antes de hacer del cambio.

¿Qué signos se puede observar que nos alerte de una deficiencia de omega 3?

Se observa la piel seca y escamosa, eccemas u ojos secos.

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